Fènech recuerda como algunos de ellos ahogaban sus pretensiones pegando gritos desde la grada cuando sus hijos cometían errores en el césped o el entrenador encargaba a otro jugador chutar la falta de turno. En algunos casos prima la ambición de los padres, en otras la expectativas de los hijos y, en muchas otras, una combinación de las dos. Otorgados por el empresariado nacional, como reconocimiento a la calidad.