Ahí está lo que pasa cuando un jugador ‘traiciona’ a un club y los aficionados queman su camiseta. Y el segundo motivo por el que me parece un error es porque los equipos de fútbol son de sus aficionados y no de unos futbolistas que en la mayoría de los casos visten sus colores de manera temporal o circunstancial. Esto es algo que, por ejemplo, en el rugby XV es implanteable y bien que se agradece.
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