Y el día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espirituales, créalo. Señores que escriben li¬bros de texto, que los alumnos se apresuran a olvidar en cuanto dejaron las aulas, en las que se les obliga a exprimirse los sesos estudiando la dife¬rencia que hay entre un tiempo perfecto y otro pluscuamperfecto. De más está decir que todos sabemos que un sandwich se come con la boca, a menos que el autor de la frase haya descubierto que también se come con las orejas. De más está decir que éste que se escapa de la gramática del boxeo, con sus golpes de «todos los ángulos», le rompe el alma al otro, y de allí que ya haga camino esa frase nuestra de «boxeo europeo o de salón», es decir, un boxeo que sirve perfectamente para ex¬hibiciones, pero para pelear no sirve absolutamente nada, al menos fren¬te a nuestros muchachos antigramaticalmente boxeadores. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, como que, no teniendo ideas nuevas que expresar, no necesitan palabras nuevas o giros extraños; pero, en cambio, los pueblos que, como el nuestro, están en una continua evolución, sacan palabras de todos los ángulos, palabras que indignan a los profesores, como lo indigna a un profesor de boxeo europeo el hecho inconcebible de que un muchacho que boxea mal le rompa el alma a un alumno suyo que, técnicamente, es un perfecto pugilista.
Cuando asistía a la escena, yo pensaba que Discépolo había vi¬vido en el arrabal, que lo había conocido de cerca, pues de otro modo no era posible ahondar la psicología apasionada de esas mujeres que, no teniendo nada en la vida, todo lo depositan en los hijos, adorándolos ra¬biosamente. Yo me jugaría la cabeza que usted, en su vida cotidiana, no dice: «llevó a su boca un emparedado de jamón», sino que, como todos diría: «se comió un sandwich». Tenemos un escritor aquí -no recuerdo el nombre- que escribe en purísimo castellano y para decir que un señor se comió un sandwich, operación sencilla, agradable y nutritiva, tuvo que emplear todas estas palabras: «y llevó a su boca un emparedado de ja¬món». ¿Qué es lo que no robaré? 67 metros de altitud en medio de contornos cultivados y arboledas que le proporcionan una vista animada, á la vez que un temperamento delicioso. Se extiende de N. á S. por un tercio de kilómetro con una anchura de poco menos extensión, y de 30 metros de alto. Entre esta punta y la de Pugueñún en la costa opuesta tiene su menor anchura la sección occidental de ese estrecho.
Lameguapi.–Caleta de la costa del departamento de la Unión por los 40° 12′ Lat. y 73° 45′ Lon. Se halla en la costa oriental de la bahía de Talcaguano á cuatro kilómetros al N. de Penco y 14 al S. de Tomé. Un hermoso carruage con el escudo de armas del estado, tirado por soberbios caballos de color de ébano y escoltado por cuatro elegantes carabineros, que montaban hermosos caballos, tan blancos como la nieve que corona las crestas de los altos Andes, entraba á la plaza por la calle de Santa Rosa. Puedes modificar la longitud de la correa según tus preferencias, tanto si la llevas cruzada sobre el pecho como colgada del hombro. Lleva el nombre por el apellido del marino español mencionado en el artículo anterior. Pon el nombre y el número de tu ídolo en la espalda o, si aspiras a ser futbolista, elige el tuyo propio. Larmahue.–Fundo del departamento de Caupolicán situado en la banda izquierda del río Cachapual, inmediata al S. de la aldea de Pichidegua y al O. de la aldea del mismo nombre. En Sacha Yeguley, esa mujer que espera siempre la llegada del hijo que ha sido enviado a Siberia, es patética.
No mire lo que hacen los demás. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. La vida no regala nada, absolutamente. Hay en ella un caserío de 305 almas con una capilla y escuela primaria, llamado Curaco de Linlín. Pienso que todos estos lectores se parecen por la identidad del impulso; pienso que el trabajo li¬terario no es inútil, pienso que uno se equivoca cuando sólo ve maldad en sus semejantes, y que la tierra está llena de lindas almas que sólo de¬sean mostrarse. Lagunillas.–Fundo y cortas heredades del departamento de Constitución, próximos al S. de la villa del Empedrado.